Moriré de cáncer de pulmón,
a no ser que la cancerígena tinta con la que me escribo por toda la piel acabe antes conmigo,
a no ser que mi torpeza me haga resbalar un día en un acantilado,
a no ser que mi parkinson me haga cortarme sin querer las venas,
a no ser que por no masticar me ahogue,
a no ser que el alzheimer me haga olvidarme de respirar,
a no ser que un buen día los cables de mi mente se crucen y me lance al vacío,
a no ser que un día mi corazón ya no aguante más,
a no ser que antes de nada me envenene a mi misma al morderme la lengua.
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