Arranó la espada y dejó que el cadáver cayera con un golpe seco al suelo. Escuchó una cantarina risa tras ella, risa que conocía muy bien. Se giró despacio, agotada.
- ¿Ahora tú?
- Parece como si no te alegraras de verme. No podías retenerme para siempre. Sabías que pasaría si lo lograbas.- Señaló con la cabeza el cadáver.- ¿Luchamos o me dejas pasar sin más?
Apretó el puño de la espada casi hasta hacerse daño, luego la lanzó lejos de sí.
- Solo de momento, Locura, solo de momento.
- ¿Me quieres controlar?- rió ella- Inténtalo si puedes.
Le dio la espalda para irse.
- Buena chica- dijo Locura.
Volvió a girarse y se lanzó contra Locura con todas sus fuerzas, saltando por encima del cadáver. Ella la esperaba con una enorme sonrisa dibujada en la cara.
Rodaron por el suelo. Ambas intentaron alcanzar la espada.
Los ojos de Locura brillaron emocionados cuando una voz empezó a resonar en la cabeza.
- No...
- ¡Si!- chilló emocionada Locura.
Enredó sus piernas en la cintura de la otra, tumbándola debajo de sí. Cogió la espada y apuntó directamente a su corazón.
- Te diré lo que va a pasar ahora, querida: te arrancaré el corazón para que dejes de sufrir tanto, porque me conmueves. Y te encadenaré en mis grilletes, donde te quedarás para siempre. La cabeza ES MÍA.
Razón miró por última vez a la alocada muchacha, cerró los ojos y se rindió.
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