domingo, 24 de noviembre de 2013

La foto

Igual que se aplica frío y agua a una herida para desinfectarla, para que no se hinche y duela, así la nieve y el frío curan el corazón. El aire despega las costras de la piel. Las cosas más sencillas te llenan los ojos de lágrimas de ternura, porque todo a tu alrededor es sano, es limpio, está cargado de paz, y de vida.
Pregunté por la historia de estos dos cachorros en cuanto vi la foto. Les veo sonreír, y su amor es más puro que el de cualquier ser humano. Tal vez tras esa foto les separaron, tal vez nunca volvieron a encontrarse, pero ese instante quedó grabado para siempre ahí. Y tal vez ellos no lo recuerden, pero lo vivieron como si lo fueran a recordar eternamente.
Me contaron que eran hermanos, dos machos cuyos nombres no recuerdo. Entrenados para tirar del trineo. Su familia no los separaría jamás, sería un gran pecado. Seguramente se pasan la vida juntando especímenes para crear la raza perfecta, pensé. Es muy típico de los humanos.
Me quedé con la foto, porque ablandaba mi corazón de piedra hasta hacerlo agua.



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