Sea mi mirada una mujer apedreada.
Naufragio, rocas, sal, veneno.
Mi mirada la tuya cuando refleja odio.
Mi mirada, mirada de nadie, y de todos.
Miraré al sol de frente y que me queme. Y arda.
Después la lluvia ciegue e inunde mis cuencas, y no llore.
Tiren mis pupilas a lo alto, más alto, más lejos.
Piérdanse y que se pierdan ellos.
Para siempre observe solo el cielo.
Si no te veo, te diré de noche: todo saldrá bien,
y será cierto.
Te diré que nadie te hará daño a los ojos,
y no tendré miedo.
No me dolerá que tú me engañes.
No te engañaré, si no te veo.
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