martes, 19 de noviembre de 2013

La muralla

Me robé todo lo que sabía querer. Aplasté todas las flores de los sueños.
Quemó hasta la última gota de promesas ¿se ha ido?
Miré atrás con cada paso mientras me alejaba. Lloré porque volviera hasta mojar los huesos.
Grabado en mi mente quedó cada instante ¿se ha ido?
No he temblado con la séptima tormenta. Cada trueno un grito en alma abandonada.
Cada rayo una cicatriz abierta, mal curada ¿se ha ido?
A la salida del sol el muro se levantaba. Ni Berlín ni China concibieron tal muralla.
Se alza del abismo la indestructible troyana.
No entra aire, luz, ni agua. Ni voces, ni sentimientos. En trono de cristal, entre humo y ron, estoy sentada.
Día a día, cada vez más fría, cada piedra se hace hielo, y el hielo crece zarza.
Dice quien se acerca que oye latir la muralla.
Ni princesa, ni bruja, ni pirata. Monstruo encerrado, perdido en el laberinto,
con azules, con cristales, con escamas ¿Cuando se ha ido?
Quedé sin puerta encerrada. De la muerte nadie vuelve, y donde estoy no hay entrada.
Nadie conoce el Imperio de la nada. Mi mente, mi trono de piedra blanca.
Mis ojos, miedo y terror, ven arañas. No se ha ido, nunca estuvo.
"No hay bienvenidos, ni invasores, no se escapa" anuncia mi frente. Y se fue lejos. Adiós, esperanza.



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