Mi fénix vuelve, de sus cenizas resurge pero no más fuerte.
Solo nace de nuevo porque es su naturaleza,
y es si cabe cada vez más deprimente. Mi fénix vuelve.
Con su estela de fuego corta el aire,
y es lo más hermoso que hay, pero le es indiferente.
Lo mismo le dan las guerras que las hambrunas,
su triste canto se extiende por las llanuras. Nadie le entiende.
Mi fénix quiere morir, y no puede.
Tiene las plumas mojadas y cala las nubes.
Bate las ala mueve las garras y no atrapa el viento.
Mi fénix piensa en llorar y ya no sabe.
Su maldición es, siendo sabio, tener que parecer bobo,
siendo como es, tan humano, no poder morir del todo.
Pobre fénix. Has visto caer a todos, y te levantas,
y a los que quedamos o bien nos curas
o nos cantas mientras nos marchamos.
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