Mi estrella necesita aire artificial para respirar. Yo me alimentaba de humo para soportar verla así. Entre la cortina de escarcha de mi iris veía su deterioro, ¿recordaría su luz al perderla? El ruido me hacía entender que estaba viva, que estoy viva, que seguimos soñando, aunque sangraran mi paciencia y mis oídos. Llegará el día en que, entre el silencio, extrañaré el ruido.
El subconsciente hace que escuche en mi cabeza gritos desgarradores, llantos escandalosos de una criatura que se muere. Conciencia mía, amada enemiga. Escucho latido que se acaban. Y una familia que llora y no puede mirar.Que abandona la escena y la deja perderse en la oscuridad. Y la estrella que llega, sonríe con infinita ternura, la agarra y le devuelve la vida cucharada a cucharada. Ella, siempre ella, mi estrella.
Y el oxígeno vuelve a llenar mis pulmones y me despierta. Y esta vez el ruido es muy diferente. Una constante que nunca para, que crespa e irrita los sentidos y que sale de sale de sus labios. Y una familia que llora y no puede mirar. Que abandona la escena y la deja perderse en la oscuridad.
Y una criatura a su lado que permanece en silencio, y con escarcha la cuida y la baña, la alimenta, la vela, la escucha y la calle. ¡Y qué duro ver como mi estrella se apaga! Cada latido menos voy descomiendo cucharada a cucharada. Mi estrella necesita aire artificial para respirar. Yo trago cada silencio que en mi mente se convierte en su ruido. "Que no se acabe, que no termine, volvamos a empezar" ruego. "¿Ni siquiera el astro más brillante puede ser inmortal?"
Yo seré la huella de su luz cuando no esté, el eco de su ruido. Cada sonido suyo sera mío. Ahora que es ella quien está descomiendo latidos. Yo estaré aquí contigo. Atada, agarrada, con su tierna sonrisa grabada en la frente. Guías cada paso de mi alma. Eres cada día de mañana.
Si el ruido cesa... te llevarás contigo el chillido, el grito, el llanto, el sonido, mi voz. Se cascará en mi garganta, desgarrará cielo, ensordecerá oídos, atravesará cataratas, sentirá el dolor, hondeará cual bandera, cruzará la tierra, destripará emociones, ahogará voces, morirá y volverá: porque serás la brisa que mueve mi pelo para acariciarme. Y, en el silencio, en la nada, cuando la criatura se ha quedado callada, volvemos a alimentarnos cucharada a cucharada. Mi estrella necesita aire artificial para respirar. Yo me alimentaba de bocanadas de humo para soportar verla así.
Y el ruido para.
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