lunes, 18 de noviembre de 2013

Si te olvidas de respirar

Cuando sintió que el aire no le llegaba a los pulmones, intentó respirar. Pero se ahogaba. Volvió a intentarlo más profundamente, y un ruido ronco surgió de su garganta, pero el aire no llegaba.
Se llevó las manos al cuello mientras sentía como se le aceleraba el pulso y el corazón intentaba salir atravesando su pecho.
Boqueó, sintiendo como los ojos se le salían de las órbitas, como el pelo le tapaba la cara mientras caía de rodillas al suelo, contra la dura piedra de mármol. Todo a su alrededor empezó a desdibujarse hasta desaparecer, empañado por las lágrimas que le cubrían los ojos.
Gimoteó, alterada, abriendo la boca alterada en busca de aliento.
Cayó al suelo, de lado, y empezó a oír voces lejanas. Sentía como alguien la agarraba, o tal vez lo soñaba. Oscuridad. Frío. Todo se volvió tinieblas de repente.
Tembló durante breves segundo, chasqueando los dientes, sin soltarse el cuello, y luego dejó de temblar. De moverse.
Los latidos de su corazón volvieron a su ritmo normal, y siguieron más pausadamente. Y en descenso.
Las manos se aflojaron en torno a su cuello. Ya no había fuerza que las mantuviera.
Había perdido el sentido. El pulso se hizo cada más lento, más lento, más lento...y se apagó. El pelo todavía le cubría la cara cuando la encontraron.


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